lunes, 4 de abril de 2016

Mil grullas. Yasunari Kawabata



Autor: Yasunari Kawabata
Título original: Sembazuru

Traducción del inglés: María Martoccia
Editorial: Emecé Editores S.A

Edición 2010
Nº de Páginas: 143




Figura emblemática, miembro de la Escuela de las Nuevas Sensibilidades (Shinkankaku School), guionista de un clásico del cine experimental de 1926, Kawabata Yasunari desde muy joven se instala en el medio artístico. Su vida se había iniciado con una presencia de muerte "el inútil esfuerzo", sobre el que permanentemente vuelve, podía mitigar en parte. Perseguido por las pérdidas, la de su padre cuando tenía dieciocho meses, su madre un año más tarde, su nodriza a los seis, su hermana a los diez, a los catorce su último familiar, el abuelo, sólo encontró refugio en un mundo literario.


La trama de Mil grullas (Sembazuru) gira alrededor de uno de los ritos consagrados de la cultura japonesa, la ceremonia del té, encuentro que desde el siglo XIII pacificaba a los guerreros. 
El recuerdo de una muchacha hermosa reaparece a lo largo del relato en la imagen de las mil grullas, auspicioso símbolo de longevidad, en contraste con la presencia de la madre y la hija, que serán amantes del protagonista. Desde el principio ya se dibuja un triángulo de mujeres que el protagonista ve de espaldas al ingresar en el recinto ceremonial. Todas serán vértices de sucesivas combinaciones.
En la noción de estructura novelística que Kawabata trabajaba, los incidentes eran más importantes que las conclusiones, y por eso lo más rico de la novela son los diálogos. Muchos compararon sus desarrollos con los de lentas obras del teatro noh: pues su placer eran los tiempos morosos que los plazos de entrega en las revistas le permitían; como en los versos encadenados, era la serie lo que le interesaba. 
 

Al recibir en 1968 el Premio Nobel de Literatura, Kawabata invocó el bello Japón, el Japón estético que desde el siglo XIX intriga a Occidente. Un Japón tradicional, "que se ha ido", pero que él encontraba en espacios naturales alejados de lo urbano o en los lugares donde se cumplían los viejos ritos.
Como esas "islas de un mar distante" que le atraían, trabaja Kawabata su estilo elusivo tan influenciado por su clásico favorito, el Romance de Genji.
El primer episodio de Mil grullas se publicó en 1949; en 1951 la da por terminada. En un haiku del mes de enero de 1953, prometía:

En el cielo de Año Nuevo
mil grullas vuelan
o así me parece.

Pero la breve historia que inicia entonces, con el mismo protagonista, queda inconclusa.
 

 



   

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