jueves, 9 de mayo de 2013

Reales Sitios de España, Aranjuez


Ascensión de un globo Montgolfier en Aranjuez, 1784
Antonio Carnicero (Escuela española)
Museo Nacional del Prado

 La Fuente de Apolo se supone obra napolitana; quizá fue remitida por el virrey Conde de Monterrey, pero no hay datos sobre su envío.

 Son muy bellos los relieves de su pilón, del siglo XVI; la escultura suele atribuirse al escultor Miguel Ángel Naccherino, napolitano de principios del XVII.


 En la Fuente de Baco no es lo más notable la escultura de Jonghellinck que le da nombre, sino su pie en mármol toscano de Serravezza, obra (1566-1570) de Juan de Bolonia, cuyo dibujo original se conserva en los Uffizi.

Logan y Creed



 Creado por Carlos IV, a quien lo inició siendo todavía Príncipe de Asturias y lo concluyó siendo Rey, entre 1789 y 1808. 

 Contrapuesto al de La Isla, es jardín paisajista que sigue la moda inglesa y francesa de fines del XVIII, pero conviene no olvidar que en él se integran elementos anteriores, como la Huerta de la Primavera y el Embarcadero de Fernando VI, y lo hecho por Carlos IV no es sino varios jardines.

 El más grande o pabellón real fue levantado por Bonavía en 1754, mientras que los otros cuatro se edificaron durante el reinado de Carlos III, para que el príncipe y la princesa de Asturias, Carlos y María Luisa, los utilizasen como casino de recreo; entonces se dispuso también, entre ellos, el pequeño jardín ochavado, que a modo de patio de honor separaba la calle del Embarcadero y el pabellón principal. Un casino semejante tenía el infante don Gabriel al otro lado del río.



 Un paseo por el Tajo en el barco turístico para observar la flora, la fauna, las aves y las preciosas vistas  del antiguo Embarcadero.
 

 
 Felipe II a quién se debe la regularización de los Sitios Reales y de su uso estacional, dispuso el gobierno de Aranjuez mediante unas Ordenanzas que, entre otras cosas, estipulaban que no residieran en el Sitio otras personas que los criados del Rey destinados a servir aquí, de modo que incluso durante las "jornadas" o estancias de la Corte sólo se aposentaban en Aranjuez los servidores de la Casa Real que venían en el séquito de Su Majestad: los particulares, e incluso los Embajadores, si querían estar cerca del Rey, habían de alojarse en los pueblos cercanos.




 Este sexto tramo del Jardín era llamado anglo-chino y sus elementos más destacados se encuentran entorno al estanque chinesco.

 No esta claro si la ordenación paisajística se debe a Boutelou o a Villanueva, pero éste es sin duda el autor de los elementos arquitectónicos que le sirven de ornato.

 El cenador chinesco construido por Villanueva -cuya imagense ha conservado en una colgadura bordada de la Casa del Labrador- desapareció durante la invasión francesa.

 El actual data del reinado de Fernando VII y se debe a Isidro González Velázquez, que se atuvo a la misma planta pero varió mucho el alzado.


                              

Escalera central del Palacio Real

Palacio Real, despacho de Carlos II

 Desde Felipe II este pequeño espacio, con balcón al Jardín del Rey, sirvió como despacho del monarca. De época de Felipe IV son los estucos de la bóveda de Giambattista Morelli, con figuras de dioses y semidioses de la mitología -Hércules, Mercurio, Neptuno y Atlas-, personificaciones de virtudes de la teología católica -Esperanza, Caridad, Justicia y Prudencia- y en los ángulos representaciones de los reinos y el águila del Imperio. 

 En los huecos libres de la bóveda, el pintor Luca Giordano desarrolló para Carlos II un programa exclusivamente profano, retratando al monarca en el rostro imberbe de Jano, dios civilizador de los romanos. A los lados, varias cartelas alegóricas hablan de las cualidades del rey, que se identifica con Apolo y Orfeo en la serie en lienzo, obra también de Giordano. 
 





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